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21 de julio de 2022Terrarios Karungen trabaja en un prototipo para cosechar alimentos en la Luna
Rodrigo Matus, egresado de Tecnología Agrícola de Inacap e Ingeniero Agrónomo de la Universidad del Pacífico, inició su emprendimiento hace 4 años con terrarios eternos. Idea que ahora es parte del programa Moon Village, el primer asentamiento humano en la superficie lunar.
Para todos aquellos a quienes se nos ha muerto una planta en la casa, hay una buena noticia. Existen terrarios eternos con una planta ornamental que no requiere de cuidados. No hay que regar ni fertilizar, solo ponerla donde le dé un poco de luz.
¿Cómo es posible esto? Se trata de una botella cerrada, con la mezcla perfecta de microrganismos, virus, bacterias, entre otros secretos, siendo posible recrear diferentes ciclos que permiten que la planta se sustente. “En el terrario la planta tiene su nivel de agua perfecto. Ya que, pasados los días, la planta transpira de forma natural. El agua al no poder salir se condensa y cae en pequeñas gotas de agua que son absorbidas nuevamente por la raíz, repitiendo una y otra vez el ciclo”, explicó a EL DÍNAMO Rodrigo Matus Espinoza, Tecnólogo Agrícola de Inacap Sede La Serena, Ingeniero Agrónomo de la Universidad del Pacífico y gerente general de Terrarios Karungen.
A su vez detalló que el ciclo del agua producido en el terrario genera humedad en su interior de manera indirecta, y esta humedad constante genera un aumento de la temperatura, y a más temperatura mejor se desarrollan las bacterias necesarias para que funcione este ecosistema.
Rodrigo creó su emprendimiento hace 4 años y actualmente es una empresa conformada por un equipo de 8 personas que trabaja en un taller ubicado en Santiago. Desde allí, crean y distribuyen sus productos a todo el país. Además, aún conserva su primer terrario, el que ya tiene 5 años y nunca ha sido regado.
Ante este perfecto escenario de desarrollo independiente y eterno de la planta, surge la pregunta: ¿qué pasa cuando la planta crece? Rodrigo responde que “cuando la planta crece mucho, la hoja se dobla naturalmente y cae. Luego, por la misma humedad y temperatura, se composta y alimenta a los nuevos brotes”.
Hasta el momento los terrarios que ofrecen son ornamentales, como tréboles y hojas de sangre, una planta que va cambiando de color según el tipo de luz que recibe. También han experimentado con porotos, tomates y ajo, donde durante 3 o 6 meses no se hace nada más que esperar a la cosecha de estos alimentos.
Proyecto Moon Village
En Terrarios Karungen hoy se encuentran trabajando en estabilizar la mezcla de población bacteriana, microrganismos y hongos para tener una fórmula para desarrollar plantas comestibles en el terrario eterno.
Esta novedosa idea, que le valió a Rodrigo el reconocimiento de exalumno destacado de Inacap 2021, llegó a oídos de la Asociación Chilena del Espacio (ACHIDE), quienes los contactaron para desarrollar una solución que permita la agricultura espacial para el proyecto Moon Village.
“Esta iniciativa planea realizar la colonización de la luna en 2025 y uno de los problemas que hay que resolver es la alimentación y autosustentabilidad en el espacio. Con la realización de nuestros productos, la planta se puede desarrollar de manera autónoma en un nódulo espacial y después de 3 meses, o los que requiera la planta, se va a poder cosechar y comer. Esto además de suplir de alimento, le ayudará al astronauta en su estabilidad mental, porque se pretende que esté 5 años allá”, concluyó Rodrigo.