
Opinión
Despilfarro de recursos científicos
Si valoramos cada mes de trabajo de un investigador en $3 millones de pesos —una estimación bastante conservadora considerando la formación, experiencia y productividad científica que se exige en estas convocatorias— esa etapa de preparación significó una inversión de $6.500 millones de pesos. En otras palabras, nos hicieron trabajar como si estuviéramos construyendo el equivalente a un nuevo Centro de Salud Familiar (CESFAM), y lo demolieron antes de abrir las puertas.